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martes, octubre 01, 2013

Que no sea nada grave...

Dios siempre demuestra su misericordia y su bondad en mi vida. Hoy pude ver su mano tan cerca cuando en mi trabajo, casi al finalizar la jornada, después de un agotador día ocurrió algo inesperado e indeseado. 
De repente se escuchó un tronido impactante y alertante. Una explosión puso a flor de piel todos los sentidos y a todos los sistemas de seguridad y al unísono parecen salir esas exclamaciones de la boca de los presentes: ¡Dios mío! ¡Que no sea nada grave y nadie resulte herido! Un ruego desgraciadamente inútil cuando los hechos ya han ocurrido.

Pero siempre existen unas palabras de agradecimiento ingrato e incluso, egoísta: ¡Gracias por que no me paso nada a mi! Pero si, aunque Dios no permitió que en esta ocasión me pasara algo a mi, seguramente existirá un momento en que El lo permita y yo sea sacudido, quizás fuertemente o sólo como llamarada de atención pero quiero ser capaz de poder alzar las manos y voltear los ojos a Dios y decir: ¡Gracias Dios porque a pesar de lo pase, TU siempre estas conmigo! En alegría, dicha o abundancia y así mismo en angustia o necesidad, GRACIAS DIOS! 

Aún no se sabe las causas del siniestro ni la gravedad de las personas tanto como del asunto pero mientras eso se resuelve, ruego a Dios que El ponga consuelo y fortaleza a las familias de los afectados! 

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